Recuerdos I

La grieta se recuesta contra su propio borde y late sin pedir costura. A veces, cuando todo en el afuera repele —miradas, voces, incluso el tacto del aire—, basta el contacto frío de una pared para ejercer un abrigo más sincero que el de una caricia.

Dios apiádate de nosotros – sagrario para experimentación simbolico/plástica – 2023

No hay refugio en la intención ni en la lógica del afecto, sino en la forma pura de lo que resiste sin voluntad. En ese estado donde el flujo se convierte en lastre, donde cada impulso pierde tracción y uno se retuerce hasta hacerse un nudo, el cuerpo encuentra tregua en lo no humano. La realidad invierte su polaridad no por drama sino por saturación: cuando el mundo exige más de lo que se puede devolver, el sentido se desborda. No hay redención ni revelación, solo una dinámica de desgarro. Y ahí, todo lo que no hace daño puede llegar a sostenernos.

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